A veces, un fan de los videojuegos de construcción de ciudades necesita sentarse frente a su hardware de confianza y plantear un mapa sin pensar mucho en cómo va a ser el entramado de la red eléctrica y de agua, ni en los diferentes tipos de tributo, ni en el diseño específico de todos y cada uno de los edificios. Solo quiere trazar carreteras, poner zonas residenciales, comerciales e industriales y comprobar cómo el paso del tiempo hace su magia. Habrá algún que otro incendio, un meteorito aleatorio y una invasión alienígena. SimCity 2013 no estaba tan mal.
El fallido reboot de la histórica y popular franquicia de Electronic Arts (EA) fue un fracaso muy sonado; el público quería algo más especializado, profesional y realista. Cierto es que EA optó por tropezarse con sus propios pies tomando decisiones poco favorables, como la obligatoriedad de estar conectado a internet para poder jugar (esto era mucho pedir en 2013, sobre todo para el público más casual). Además, los servidores nunca llegaron a funcionar bien. Y por supuesto, durante las primeras semanas tras el lanzamiento hubo bugs a raudales.
Pero mirándolo ya desde la distancia, con la posibilidad de jugar offline y los bugs arreglados, SimCity 2013 tiene mucho encanto. Porque su extravagancia y amateurismo destacan frente a la seriedad y profesionalidad que hoy en día ofrecen juegos del mismo corte como Cities: Skylines. Porque a veces solo queremos jugar, entretenernos creyendo ser expertos en la gestión de ciudades, cuando realmente no hemos tenido ni que pensar en poner una tubería de agua.
Y ojo con la música que Chris Tilton compuso para el juego: excelentes piezas orquestales con arreglos electrónicos de muy buen gusto. Reconozco que he jugado a Skylines con el sonido silenciado y la banda musical de SimCity 2013 de fondo.
Imagen de encabezado: Captura de SimCity 2013. Maxis / Electronic Arts.